Triunfó con el termómetro inteligente de Oblumi. Ahora persigue nuevas metas
Miguel Ángel Martín (Sevilla, 1986) trabaja en Fráncfort del Meno desde hace dos años en una multinacional de software para empresas: MeanWork. Es la prueba viviente de que un ingeniero informático con ambición y sin miedo a lo desconocido tiene el camino despejado. Tras terminar los estudios en la Hispalense, trabajó en consultoras como Everis. Valora mucho el bagaje que adquirió en esos años, «una experiencia real, más allá de la teórica de la Universidad», señala en conversación telefónica desde Alemania. En esa etapa le surgió la vocación empresarial.
Su oportunidad llegó en 2013 de forma inesperada. Ganó un concurso de talento en la Start Weekend Sevilla, una cita para emprendedores donde formó equipo con otros dos ingenieros y una arquitecta. El reto era perfilar un proyecto atractivo partiendo de ceroen tiempo récord. Así nació la idea de crear un termómetro digital por infrarrojos acoplable al móvil, que resultó ganadora y fue el origen de Oblumi. Miguel Ángel Martín sigue vinculado a la compañía como socio, pero hace dos años decidió emprender un camino paralelo en un lugar menos soleado que Sevilla, pero que tiene una Navidad con nieve auténtica y un montón de oportunidades laborales. «La calidad de vida depende mucho de tus prioridades personales. Si no tienes trabajo, da igual donde vivas, que no vas a tener mucha. Para mí, también la calidad de vida es poder ir a esquiar a Austria como hago yo ahora una semana al año», señala. Reconoce que echa de menos algunas cosas: «Añoro a mi familia y a todos los amigos que he dejado allí. Las terrazas en primavera, las tapas y la cerveza en la calle, eso algo que no se estila por aquí».
Reflexiona sobre su decisión vital de emigrar pese a tener un proyecto exitoso: «Creí que lo mejor para mí era seguir desarrollándome a nivel profesional y encontré en Alemania muchas opciones que no tenía en Sevilla. En Fráncfort me salió la oportunidad de trabajar en una empresa internacional y en un puesto interesante», explica. Desde el corazón financiero de Europa, el ingeniero sevillano puede comparar con lo que dejó atrás: «En Alemania la industria está mucho más descentralizada que en España. En Múnich está Audi, si te vas un poco más arriba está la BMW; en la zona de Stuttgart hay otro gran polo automovilístico; en Dresde, la Volkswagen; en Berlín hay un ecosistema de startups; y en Fráncfort se encuentra el núcleo financiero. No es como en España, donde todo se concentra en Madrid y Barcelona». Su impresión es que los casos de gran éxito en Sevilla son excepciones y que Madrid atrae todo el talento y «hace que se cree una burbuja de ingenieros». Su análisis final es que, «si alguien es muy ambicioso y quiere crecer, tienes que salir de tu zona de confort». Su consejo es buscar esas metas, «no tener miedo a irte a un sitio desconocido para seguir creciendo».
Fuente: ABC Sevilla